viernes, 15 de agosto de 2014

Destino

Pronto olvidaré el mar y sus cuevas,
los fosos insondables donde muere el rumor del colibrí.

También olvidaré el metal y el asfalto,
la inmensidad de brea que anega la hierba.

Olvidaré la tormenta y los escombros,
los fragmentos en el temblor de la memoria.

Olvidaré el trance de los puentes y los confines,
el alba y el crepúsculo.

Y en esa plenitud de olvido,
procuraré restaurar lo que aún palpita.

La llamada, Remedios Varo

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